La celulitis, también conocida como Síndrome de Piel de Naranja o más científicamente Lipodistrofia ginecoide, es una acumulación de nódulos adiposos o grasa que puede tomar lugar en nuestro cuerpo, principalmente en algunas áreas como los glúteos, el abdomen, los mulsos y las caderas.
Al mismo tiempo, la celulitis también incluye una serie de alteraciones fisiológica y funcionales de los tejidos fibroso, conjuntivo y adiposo, lo que trae como consecuencia una retención de líquidos en nuestro cuerpo y un nivel excesivo de estrógenos, razón por la cual se manifiesta con más frecuencia en personas del sexo femenino (la presenta un 85% de las mujeres que han pasado la pubertad).
Aunque estas alteraciones metabólicas en el organismo no se consideran una enfermedad, sí existen algunos tipos de celulitis que pueden llegar a representar una patología severa para las personas como veremos a continuación.
Tipos de celulitis
Atendiendo a sus características, la celulitis puede clasificarse de manera general en dos tipos: celulitis dura o compacta y celulitis blanda. Además, existe también la celulitis edematosa y la celulitis infecciosa.
Celulitis generalizada: Suele manifestarse en la etapa de la pubertad, y ocurre mayormente en mujeres que padecen de sobrepeso. La mala alimentación y el sedentarismo son las causas que más inciden en esta patología benigna, la cual afecta prácticamente a todo nuestro cuerpo, en especial la nuca, los tobillos, las caderas y los brazos.
Celulitis localizada: Similarmente, la celulitis localizada toma lugar entre los 16 y los 20 años de edad, y puede ser de tipo flácida o dura.
Celulitis blanda: Es habitual su presencia en zonas como el abdomen y los muslos. Como su nombre indica, esta celulitis se muestra de un modo flácido o gelatinoso sobre la piel, y suele ocurrir en mujeres cerca de los cuarenta años de edad o en aquellas personas que hayan experimentado un cambio repentino de peso. La celulitis blanda es el tipo más común de celulitis y su afectación principal es el aspecto antiestético que produce en nuestro cuerpo.
Más información sobre la celulitis blanda.
Celulitis dura: A primera vista, la celulitis dura ofrece un aspecto agrietado y granulado sobre la piel, tomando una dureza característica que puede provocar dolor al pellizcarse. Es muy habitual en deportistas y bailarines, y de manera general, no suele desaparecer. En la gran mayoría de los casos, la celulitis dura aparece en la zona de los glúteos, los muslos y las rodillas.
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Celulitis infecciosa
Si el síndrome de piel de naranja toma lugar ante una acumulación de grasa en las células adiposas, la celulitis infecciosa es más peligrosa, puesto que su origen es bacteriológico (Streptococcus y Staphylococcus), y generalmente, es causada por una herida, una picadura de insecto o cualquier otro daño sobre la capa externa de la piel.
La celulitis infecciosa presenta un cuadro clínico característico, destacando la inflamación del tejido afectado, enrojecimiento, prurito, dolor y una acumulación anormal de líquido. Al mismo tiempo, estos síntomas pueden acompañarse de fiebre o taquicardia, por lo que es preciso acudir de inmediato al médico ante cualquier sospecha. Si se trata a tiempo, podemos evitar que las bacterias penetren al torrente sanguíneo y se alojen en los órganos vitales, provocando otras enfermedades mucho más peligrosas.
El tratamiento para la celulitis infecciosa incluye una suplementación de antibióticos y analgésicos, además de apósitos fríos para aliviar el dolor. En cuanto a su prevención, se recomienda optar por una adecuada higiene corporal, mantener la piel hidratada, prevenir la infección de las heridas y mantener una alimentación sana y responsable.
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Celulitis edematosa
La celulitis edematosa es el resultado de un funcionamiento anormal del sistema circulatorio y linfático. Al mismo tiempo, el sedentarismo y una alimentación desbalanceada (rica en carbohidratos y sodio), son factores de riesgo que aceleran la aparición de esta patología.
De manera general, si el organismo presenta un sistema circulatorio deficiente, también se verá afectada la evacuación de toxinas, por lo que se produce en el organismo una retención de líquidos y desechos tóxicos que terminarán alojándose en los tejidos. Ante este escenario, es común que nuestras extremidades inferiores (se tornan duras y gruesas) sufran las terribles consecuencias de una celulitis edematosa.
Dentro de los tratamientos que existen, además de la práctica regular de ejercicios físicos y la reducción de sal en las comidas, también puede optarse por una liposucción virtual, cuya función no es otra que la de extraer la grasa acumulada. Al mismo tiempo, podemos optar por otras técnicas como los ultrasonidos, la hidroterapia y la mesoterapia, de las cuales hablaremos más adelante.
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Celulitis en el embarazo
Durante el embarazo, las mujeres se enfrentan a una serie de cambios hormonales que pueden incidir sobre la aparición de celulitis en la piel. La progesterona, los estrógenos y la gonadotropina coriónica, son las principales hormonas que, aunque favorecen el desarrollo adecuado del feto, también producen resultados desagradables sobre nuestra piel, todo ello sumado a un aumento de peso característico de esta etapa, lo que favorece la retención de líquidos.
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Celulitis en la adolescencia
Contrario a lo que muchas personas creen, la celulitis en la adolescencia no se encuentra asociada al sobrepeso. Los cambios hormonales propios de esta etapa de nuestra vida son los verdaderos causantes de que nuestra piel sufra ese aspecto rugoso y poco estético. Estos desbalances a nivel hormonal interfieren en los procesos metabólicos del organismo, entre ellos la depuración de grasas y líquidos. Ante una cantidad anormal de hormonas como la progesterona y el estrógeno, no tardará en aparecer la formación de grasas y por ende, los molestos “bultitos” de la celulitis.
Más información sobre la celulitis en la adolescencia.
Causas de la celulitis
Además de una alimentación con poco valor nutricional, la celulitis también halla su origen en otros factores como la predisposición genética. Se ha podido determinar que aquellas personas cuyos padres padezcan de obesidad (y por lo tanto, acumulación de grasas y retención de líquidos), tendrán más probabilidades de padecer de celulitis.
Por otra parte, debemos destacar que la celulitis no es una patología asociada meramente al exceso de peso, puesto que existen personas de constitución delgada que también pueden experimentar una acumulación adiposa sobre la piel. En este sentido, uno de los factores de riesgo más determinantes es el sedentarismo y el no practicar ejercicios físicos con regularidad, lo que afecta el metabolismo de las células grasas y la circulación sanguínea.
Del mismo modo, una dieta regular que favorezca el consumo de sal y los alimentos ricos en sodio también servirán como excusa a la celulitis para manifestarse en nuestra piel. Finalmente, el estrés, el tabaquismo, el uso de prendas excesivamente ajustadas, el consumo de alcohol, la menopausia, y el permanecer largos períodos de tiempo sentados o de pie, son causas menores pero decisivas que explican la aparición de la celulitis.
Fases de la celulitis
Desafortunadamente, los síntomas externos de la celulitis se manifiestan en etapas avanzadas de esta patología. La primera fase toma lugar cuando la microcirculación venosa experimenta un descenso en su velocidad, dando lugar a lo que se conoce como vasodilatación (inflamación).
Posteriormente, los vasos sanguíneos y linfáticos sufren una permeabilización que termina expulsando el líquido hacia el espacio intersticial (segunda fase), a lo que sigue una interferencia en el intercambio natural de nutrientes entre los vasos y las células adiposas, provocado por el espesamiento del líquido acumulado (tercera fase).
Finalmente, y al no poder evacuar los desechos, las células grasas experimentan un aumento de tamaño (hipertrofia adiposa), dando lugar a una fibrosis que dificulta aún más el intercambio intercelular (cuarta fase).
El resultado de todo lo anterior, deriva en la formación de nódulos o grupos de células que aparecen sobre la capa externa de la piel, causando además algunos síntomas como calambres, edemas y várices.
Cómo prevenir la celulitis
Alimentación adecuada: La alimentación es uno de los aspectos más significativos dentro de la prevención de la celulitis. Es importante evitar el consumo de alimentos procesados, ricos en sodio y en proteínas, así como el café, la sal y productos que contengan azúcares refinados. Por otra parte, es importante apostar por otros alimentos de gran valor nutricional como frutas, semillas de girasol o de lino, romero, col rizada, cebada, raíz de jengibre, y de manera general, alimentos ricos en ácidos grasos polinsaturados Omega 3 como el pescado y alimentos que contengan antioxidantes. Del mismo modo, sustituye la manteca y las grasas saturadas por otros aceites como el de oliva.
Ingesta abundante de líquidos: Muchas veces, nuestra vida tan agitada no nos permite detenernos a beber agua, y solamente lo hacemos cuando sentimos una sed insoportable. No obstante, los especialistas médicos recomiendan consumir un mínimo de dos litros de agua al día, algo que sin duda favorece la eliminación de líquidos y sustancias tóxicas en nuestro organismo. Por otra parte, debemos reemplazar aquellas bebidas ricas en cafeína y azúcares con otras más saludables como el té verde, o una infusión de “cola de caballo”.
En el baño: Como parte de nuestras costumbres diarias, es una buena práctica el realizar baños de contraste cada vez que terminemos de asearnos en la ducha. Para ello, repasa tus piernas con agua fría durante unos minutos y lograrás estimular el flujo linfático del organismo, además de favorecer el retorno venoso. Al concluir el baño, puedes complementar esta actividad con un cepillo de cerdas suaves (o un cepillo anti-celulitis) para exfoliar tu piel y desechar cualquier toxina que se encuentre en las capas de la piel. Repite este procedimiento durante diez minutos cada día, y a las tres semanas tómate un descanso para que la piel puede regenerarse.
Otras recomendaciones: Por supuesto, junto a todo lo anteriormente descrito, es importante que pongas en práctica un plan de ejercicios de manera diaria, con lo cual fortalecerás tus músculos y favorecerás la actividad metabólica de tu cuerpo. Al mismo tiempo, intenta permanecer alejado de las situaciones de estrés, o incluso, dedica unos minutos del día a la relajación. Por otra parte, nada de alcohol ni tabaco, pues estos hábitos atentan contra el funcionamiento adecuado del sistema linfático y circulatorio. Finalmente, apuesta por el uso de ropa holgada y que te resulte cómoda, y no permanezcas de pie por mucho tiempo.
Más información sobre cómo prevenir la celulitis.
Tratamientos para las celulitis
Además de los métodos preventivos explicados anteriormente, en el tratamiento contra la celulitis se incluyen también las siguientes prácticas:
Tratamientos sin cirugía
Cavitación: Este tratamiento se basa en la aplicación de ultrasonidos de baja frecuencia. La formación de microburbujas que toma lugar en la zona afectada, permite presionar las células adiposas que al descomponerse, favorecen la transformación de la grasa hacia un estado líquido capaz de evacuarse con mayor facilidad por medio del sudor y la orina. Las sesiones de cavitación no sobrepasan la media hora y no son dolorosas para el paciente.
Radiofrecuencia: En este caso se utiliza la energía como fuente de calor para estimular la producción de colágeno en la piel, provocando a su vez una mayor firmeza en la misma. Las sesiones pueden tomar entre 40 y 90 minutos, y generalmente, se evidencian los primeros resultados al cabo de cuatro meses.
Más información sobre la radiofrecuencia corporal para eliminar la celulitis.
LGP (endermología): Esta técnica no invasiva se apoya en la práctica de masajes mecanizados mediante la utilización de rodillos especiales que succionan la piel para eliminar los líquidos y las grasas. Gracias a una serie de movimientos repetitivos, estos masajes también consiguen tonificar la piel y exfoliarla. Algunos pacientes experimentan dolor durante las primeras fases del tratamiento, y no se recomienda para personas con flacidez.
Más información sobre la LPG – Endermología para eliminar la celulitis.
Vibroterapia: La vibroterapia puede combinarse con otros tratamientos más agresivos, aunque suele ser una de las técnicas más preferidas por los pacientes, ya que tonifica la piel y brinda una sensación general de bienestar muy grata. Básicamente, el paciente se coloca sobre una plataforma giratoria para recibir vibraciones en diferentes potencias, lo que evidentemente, también estimula el riego sanguíneo.
Cremas anticelulíticas: El uso de esta técnica se encuentra a debate por su eficacia, aunque las personas han encontrado que puede incidir positivamente en el riego sanguíneo del organismo y sobre todo, resulta excelente para eliminar las grasas y líquidos de nuestra piel. Las cremas anticelulíticas se componen de cafeína, vitaminas y extracto de algas, por lo que se trata de un remedio natural efectivo que puede complementarse con otros tratamientos.
Más información sobre cremas caseras para la celulitis.
Tratamientos con cirugía
Liposucción: Es una de las técnicas más populares dentro de los tratamientos con cirugía para combatir la celulitis. La liposucción comienza cuando se introduce una aguja succionadora (cánula) que permite absorber la grasa acumulada del cuerpo. En la mayoría de los casos puede recurrirse al uso de anestesia local, aunque en los últimos tiempos han aparecido otras técnicas como la celuloliposis (basada en el uso de energía eléctrica para diluir la grasa) o la Lipo Jet (una cánula curva con mayor nivel de precisión).
Liposucción ultrasónica: Se considera una técnica sumamente novedosa, ya que duplica los resultados de la liposucción convencional y no interfiere o daña el resto de los órganos adyacentes a la piel. La liposucción ultrasónica fue creada en el año 1982 e involucra el uso de cánulas vibratorias que utilizan el efecto de calentamiento de las ondas ultrasónicas para destruir selectivamente algunas células y promover la extracción de grasas y desechos tóxicos.
Electroestimulación: Resulta la técnica por defecto para tratar la celulitis flácida. A través de pequeñas descargas eléctricas, los tejidos celulares alcanzan una permeabilidad suficiente para evacuar las grasas y favorecer la circulación sanguínea. Existen además otras variantes dentro de esta técnica como la electroporación (mayor penetración en el tejido) y la electrolipólisis (emplea agujas de mayor tamaño para atravesar la epidermis y combatir los nódulos adiposos).
Más información sobre la electroestimulación contra la celulitis.
Mesoterapia: Es muy popular ya que puede emplearse para tratar diversos tipos de celulitis. Básicamente se emplea una inyección con pistola electrónica para ingresar líquido homeopático en las capas de la piel, lo cual permite tonificar nuestra dermis y favorecer las reacciones metabólicas del organismo. La mesoterapia no es dolorosa, y las sesiones no sobrepasan los quince minutos de duración.
Más información sobre la mesoterapia para celulitis.
Remedios naturales para la celulitis
Crema de café casera: Un cuarto de taza de café molido, tres cucharadas de aceite de coco y tres de azúcar son suficientes para obtener un remedio casero efectivo contra la celulitis. Aplica la crema sobre la zona afectada y verás los resultados en poco tiempo.
Corteza de limón: Hierve la corteza de limón en agua y bebe esta infusión cada mañana. El limón es un desintoxicante magnífico y un aliado excelente para combatir la celulitis.
Vinagre de manzana: Muy popular para remediar varias enfermedades, el vinagre de manzana también puede ayudarnos a depurar toxinas y eliminar el exceso de líquidos. Vierte tres cucharadas en medio vaso de agua y tómalo diariamente.
Almendra y hiedras: En un mortero extrae el zumo de las hiedras y colócalo aparte con aceite de almendras y un poco de fucus. Deja reposar durante seis semanas y úsalo para eliminar la celulitis.
Perejil: Conocido por sus efectos desintoxicantes, el perejil puede ser consumido en forma de jugo (preferiblemente en las mañanas) para depurar el organismo de una manera excelente.
Castaña de Indias: Los frutos de esta planta pueden ser cocinados en agua para lograr una pasta fluida que podremos emplear sobre la piel masajeando en círculos.
Aceite de oliva: Vierte medio litro de aceite de oliva en un recipiente y agrégale un poco de salvia, eucalipto y zumo de limón. Almacena la mezcla durante una semana y utilízala luego como crema para efectuar masajes.
Piña: Las frutas son excelentes para remediar la celulitis, especialmente la piña, que al contener bromelina, un proteolítico digestivo, constituye un poderoso desintoxicante de nuestro organismo. Se recomienda consumirla en las mañanas y en las noches.
Zumo de limón y cebolla: Corta una cebolla en rodajas y colócalas sobre la piel durante media hora. Posteriormente, enjuaga la zona con agua bien fría y repásala nuevamente con zumo de limón.
Baño de hierbas: Corta una cebolla grande en rodajas y prepara un baño con hierbas de grama, celidonia y erica. Mézclalo todo en dos litros de agua, luego fíltralo, y cuando este frío empléalo cada vez que te bañes.
Más información sobre 20 remedios naturales para la celulitis.
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